Tú.

TÚ. Con aires de comerte el mundo. ¿Crees que no me doy cuenta? Sé que no me necesitas para ser feliz, que cualquier otra podría darte mucho más que yo. Y eso me duele. Saber que estarías mejor sin mí.

Porque yo no soy fácil, me cuesta adaptarme a los cambios. No puedo tratarte de un día para otro como si te conociera de toda la vida, y eso me duele. Pero tampoco puedo olvidarte como si aquellas dos noches no hubieran existido. Porque lo hicieron, lo hicieron y fueron fantásticas. Llegué a pensar que de verdad te interesaba, sin darme cuenta de lo que vendría detrás. Porque no puedes intentar ser feliz con alguien a quien no conoces de verdad, y yo a ti no te conozco. Y aunque me muera por conocerte y saber que es lo que piensas, la realidad no va a cambiar. Siempre seguiré con miedo a abrir la boca, decir una tontería y quedar como una idiota delante de ti.

Tú, con esos ojitos marrones, sencillos, pero lo más bonito del mundo sin eres tú el que me mira. Tú, con tu sonrisa torcida, picarona, esa que me vuelve loca, que me hace sonreír como una tonta cuando la veo. Tú, que aunque no te conozca me haces soñar con un futuro mejor, a tu lado. Cogidos de la mano, como aquella vez...

Laura.