Sólo quería contar mi historia.

Sinceramente no se qué hago escribiendo aquí ahora mismo, estaba en el sofá, pensando, y me he visto yendo hacia la pantalla de mi ordenador porque necesitaba soltarlo todo, simplemente creo que es el único sitio en el que se van a poder guardar todas mis palabras, mis sentimientos. Necesitaba plasmarlos.
He hablado con mis amigos, con mi familia, he hecho todo lo posible para olvidar y aún sentía que me faltaba algo. Siento la necesidad de contar todo, de principio a fin, para que queden grabados en palabras todo lo que pasó, mi historia de amor, mi primer amor.

Todo empezó un día que yo estaba en mi casa, tirada en el sofá como de costumbre. Un amigo mío me habló por Whatsapp y me dijo que quería presentarme a un buen amigo suyo, que me quería dar una alegría, que veía que necesitaba un chico en mi vida. Fue así como me pasó su número y a él el mío, intercambio de fotos, y bueno, no estaba nada mal, era un chico mono.
Al día siguiente recuerdo que les dije a mis amigas lo que había pasado, y que simplemente le iba a hablar por entretenimiento, por distraerme un poco de los exámenes y el estrés. No fui yo quien dio el primer paso, él al día siguiente me habló, diciéndome que era el amigo de mi amigo, curioso es porque tienen el mismo nombre. 
Recuerdo todo de los primeros meses. Hablar a todas horas, contándonos la vida de uno al otro, conociéndonos. Recuerdo las sonrisas, que siempre iban acompañadas de sus suaves palabras. Sabía cómo hablarme, sabía cómo conquistarme. Yo empezaba a sentir por él algo que jamás había sentido. Recuerdo las risas, recuerdos sus gracias y chistes malos, la forma en que hacía que todo se me olvidara.
Después de meses hablando coincidimos un par de veces en diferentes ocasiones. La primera vez que le vi me acuerdo que fue en una discoteca, él me había dicho que iba a estar allí, y que quería verme. Esa noche no acabó en nada, pero sirvió para que los dos nos diéramos cuenta de que en realidad nos gustábamos más de lo que creíamos. A partir de ahí todo fue más serio. La segunda vez fue en la noche de San Juan. En ese momento los dos teníamos muy claros nuestros sentimientos, estábamos locos el uno por el otro. Fue una noche mágica, llena de sentimientos, caricias, besos, que no llegaron a los labios. Pero fue esta última vez que todo cambió. Nos encontramos en un pub, y él tenía que volver a casa de sus abuelos, que justo vivían al lado de mi casa. Me dijo que me acompañaría, pero que antes iba a llevarme a un sitio. Pfff... Recuerdo esa noche como si fuera ayer, fue, sin lugar a dudas, una de las mejores noches de mi vida. Nos dimos nuestros primeros besos, nos dijimos todo lo que sentíamos, fue, simplemente, increíble.
                                                                                                                                                                     
El verano llegó y con él las despedidas.  Yo me iba un mes a Boston de intercambio pero eso no supuso ningún problema, simplemente un desafío. Este tiempo demostraría si lo que sentíamos era algo verdadero, intenso.
Soportamos los dos meses de verano con mucha tristeza, nos echábamos de menos todos los días, a todas horas. Era increíble, nunca había echado tanto de menos a alguien. Pero ello nos dio fuerzas, ganas, para la próxima vez que nos viéramos.
Hablábamos a todas horas, nos llamábamos por teléfono, nos mandábamos fotos, era como estar juntos, pero sin estarlo. ¿Nunca habéis estado tan conectados a una persona que era como si siempre estuviera contigo? Lo único que anhelábamos era el poder tocarnos, acariciarnos, besarnos…

Cuando el verano acabó y volvimos a la ciudad llegaba el momento de vernos, por fin íbamos a reencontrarnos. Nuestra relación aún no estaba definida, no teníamos muy claro qué éramos, pero sí sabíamos lo que sentíamos.
El reencuentro fue maravilloso. Recuerdo abrirle la puerta de mi casa, mirarle a los ojos y sonreír. Segundos después él estaba cogiéndome por los aires, llenándome de besos y abrazos. Recuerdo que todo fue mágico, fue como siempre había imaginado que sería un reencuentro con una persona que quieres y llevas mucho tiempo sin verla. Pasamos toda la tarde hablando, besándonos, y llegó el momento de definir la relación. Por fin me miró a los ojos y me dijo si quería que lo nuestra fuera algo más, y yo sin dudarlo acepté. Sería mi primer novio, sería mi primer amor, yo era una novata, pero él también. Prometimos aprender juntos.

Y ahora aquí estoy, sentada frente al ordenador. Dos meses después de que me haya dejado y lo único que puedo pensar es en lo feliz que he sido con él. Es cierto que el último mes lo he pasado muy mal, he llorado como nunca antes en mi vida, he sentido que mi corazón se había roto en pedazos, que cliché, nunca había sufrido tanto por una persona. Digamos que es lo malo del amor.
Pero este tiempo me ha servido para olvidar, para perdonar y, sobretodo, madurar. Ahora recuerdos los meses que pasé con él como un aprendizaje, como un regalo que me dio la vida. Gracias a él he aprendido a amar, he aprendido lo que significa querer a una persona, tanto que duele. El tiempo con él se paraba, ¿y qué hay más especial que eso? Cuando estábamos juntos el resto no importaba, no importaba la hora, las demás personas, ni nuestro alrededor. Sólo existíamos él y yo. Había escuchado hablar de eso de que se para el tiempo con tu novio, pero jamás me lo había creído, hasta que lo viví. Para mí eso era magia, la magia del amor, chicos. Yo no era de creer en creer todo ese rollo, pero él me ayudo a creer. Esa magia no es como la que sale en los programas de televisión, o los trucos baratos, es magia auténtica. El roce de vuestras manos, el contacto de su mano en tu rostro, mientras te acaricia y sientes esa alegría en tu interior que te hace sentir único, las miradas llenas de complicidad, esas mariposillas en tu estómago, que no es nerviosismo, es amor. Todos esos sentimientos se funden y pueden llegar a transformarte.


Ahora todo ha acabado, y pasado el periodo de rabia y tristeza, solo puedo decir GRACIAS.  La vida me dio la oportunidad de amar, me dio la capacidad de querer con todo mi corazón, aprendí del amor y él de mí. Por un tiempo fui una mujer completa, vivía soñando, sólo que ese sueño era mi realidad. Agradezco a la vida por haberme dado la oportunidad de conocer lo que es un verdadero amor. El amor verdadero me cambió la vida, me cambió a mí misma, y ojalá cambie a muchas personas más porque es lo mejor que te puede pasar en la vida. Amar y ser amado.

La vida.



Hoy, día 26 de Mayo, me pregunto ¿Por qué es tan injusta la vida?

La vida es un misterio para el hombre, lleno de complejidades y acertijos, que nadie es capaz de resolver. La vida te la dan, como te la quitan, rápidamente. Puedes estar un día tan feliz en tu casa, y al siguiente tener un accidente que te cueste la vida. Y en estas situaciones es cuando salen todas esas preguntas, ¿por qué ha de ser tan injusta la vida, a veces? ¿por qué se lleva a aquellos que menos lo merecen? ¿por qué sin pensarlo, un día, pam, te arrebata a un ser querido, o incluso a alguien que conocías simplemente de vista?

En serio, que muchas veces me lo pregunto. Y aún sigo sin entenderlo. 
Pero la verdad, es que estas cosas me hacen reflexionar, me hacen recordar el sentido que tiene la vida, porque muchos de nosotros, a la larga o a la corta, dejamos de intentar entender la vida. Únicamente nos dejamos llevar por ella. Estas cosas me hacen ver el mundo desde otra perspectiva, desde la perspectiva de que todo acaba, de que todo tiene un fin. 

Hay una frase, que siempre me repite mi madre, y es ''carpe diem'' (Aprovecha el momento) Sinceramente, hasta hoy no había entendido el significado de ella. Ahora sé que la vida es corta chicos, que no sabes que puede suceder mañana, ni en una hora, o incluso en un segundo. Todo puede acabar sin que te haya dado tiempo a hacerte a la idea. ¿Y no crees que es mejor saber que has dedicado cada minuto de tu vida a hacer algo que te gustaba, a ser feliz, a hacer felices a los demás?  Debes disfrutar de cada momento del día, sin pensar en un mañana o en un ayer. Hay que vivir, simplemente VIVIR. 

Fuck you.

Ahora sí. Ahora no. Me gustas bastante. Prefiero a la otra. Sonrisitas por aquí. Miradas huidizas allá. Abrazos. Gestos raros. Palabras susurradas por la noche. BASTA. Me rallaste lo suficiente, y ahora ya no quiero nada tuyo. Vete de aquí. Arrástrate delante de otra, lamele el culo si hace falta, pero a por mi no vuelvas.

Siempre lo mismo, cambiabas de sentimientos de la noche a la mañana. Siempre era igual contigo. Nunca podía hacerme esperanzas, luego las destrozabas todas. Sueños perdidos, rotos. Tú jugabas conmigo a tu antojo, haciéndome sentir especial, deseada. Pero en el fondo todo era mentira. Me utilizaste y me lanzaste a la basura, junto con los otros juguetes rotos. Cuando viste que me importaban esas palabras, que de verdad me gustabas, que estaba enganchada, huiste. Huiste como huyen las ratas, de la manera más rastrera que hay: con un mensaje. ¿Pues sabes qué? Que yo no soy como las otras. No soy de las que comete un error una y otra vez. Aprendo rápido, y en el fondo te lo agradezco. Te agradezco que me hayas abierto los ojos, por fin he podido ver como eras de verdad. Cruel. Rastrero. Cobarde. Sinvergüenza. Miserable. No tengo otras palabras para describirte, y eso me duele. Me duele recordar lo nuestro como una mentira, porque al fin y al cabo fue eso, una completa mentira. Pero a lo hecho, pecho. Paso de rayarme más con eso, no mereces que piense en ti ni por un segundo más.



Y cuando te vuelva a ver andaré con la cabeza bien alta, y no la bajaré por nada ni nadie. Has querido jugar conmigo y crees que has salido ganando. Pues bien, quiero la revancha. Ahora jugaremos. Pero a mi manera.


Esta entrada ya estaba publicada desde hace mucho tiempo, pero no dejaba de llegar SPAM en forma de comentarios así que he borrado la antigua y la he vuelto a publicar.