Cagada tras cagada.

En ocasiones, el silencio es la respuesta más cruel, y hiere tanto como las palabras. En cambio otras veces no, hay veces en que simplemente con mirar a la cara sabemos lo que los demás piensan de nosotros. "¡Estás pava!". Típica frase de padre, que te puede destrozar por dentro. Para ellos no significa nada, simplemente una forma de justificar nuestro comportamiento. Dicen pava como quien dice queso. Y no debería decirse tan a la ligera. Que te llamen eso y que te recuerden los errores del pasado no gusta a nadie, no se dan cuenta de que molesta, de que poco a poco te va destrozando. Has bebido. La has liado. Has cometido errores imperdonables para ellos, y ése es el problema, que no perdonan. Que te lo recuerdan cada vez que pueden, que te lo dicen en cuanto sale el tema. Y tú ya no puedes más, y explotas. Y le dices todo lo que piensas a la cara. Y la cagas. La cagas muchísimo más que otras veces. Es la gota que colma el vaso. Gritos, sólo se oyen gritos, gritos que duelen. Palabras que no son nada pero llegan al alma. Cosas que sabes que deberías habértelas callado. Frases, que una vez terminada la conversación, se repiten en tu cabeza. Te pones la música a tope, taladrándote los oídos. Cualquier cosa menos eso. Pero ya es tarde, te arrepientes. Sabes que la has liado otra vez, que no deberías haber hecho esas cosas, no te han llevado a nada, no te han aportado nada. Quieres pedir perdón, pero entonces los oyes murmurar, hablando con su amigo imaginario, ése que todos los padres tienen. Decir que ya no confían en ti, que no se esperaban ésto de su niña, que les fallaste. Y es entonces cuando te das cuenta de que la has cagado, pero esta vez a lo grande. Que no volverá a ser lo mismo durante un tiempo. Que ya no volverás a ser su niñita, te verán como una extraña, una loca que se ha metido dentro de su pequeña. Te juzgarán a ti, juzgarán a tus amigos, juzgarán todo. Pero pasará. Llegará un momento en que volverás a recuperar su confianza, en que todo volverá a ser como era antes de esos errores. Y ese día no está lejos si sabes como llegar hasta él. Compórtate y no hagas ninguna locura. Vuelve a ser esa niña a la que todos miraban con buenos ojos. Sé tú misma, no lo que los demás hagan de ti. Vuelve a ganarte su confianza, sé parte de ellos.
Porque al fin y al cabo era cierto, sólo soy una niña jugando a ser mayor.
Laura.

4 comentarios:

  1. Oh querida, el arte de la familia. Solo en ellos puedes esperar que renazca como por arte de magia el amor y la confianza. Creeme que antes de que puedas notarlo estará todo en su sitio inicial, sucede que el perdon entre un círculo familiar llega sin ser llamado siquiera, es casi como un acto de inercia.

    ResponderEliminar
  2. Espero que tengas razón, creo que simplemente son días en los que todos estamos un poco frustrados con nosotros mismos y nos desahogamos con los demás, y ahí es cuando la cagamos. Simplemente es cuestión de no hacerlo otra vez :)

    ResponderEliminar
  3. que bonitoo guapaa:D me encanta,un besoo!

    ResponderEliminar
  4. Una entrada preciosa, cargada de sentimientos, me gusta tu blog :)
    Pasate por el mio y deja tu comentario :) http://untoquedulcealavida.blogspot.com/

    ResponderEliminar

¡Hola! Gracias por dejar un comentario, nos alegra muchísimo. Hace que el blog cobre vida, pero por favor:
Intenta escribir sin faltas de ortografía.
Comenta, critica o simplemente háblanos, pero siempre se respetuoso hacia los demás y hacia nosotras.

Un beso con sabor a esperanza ♥