Madurando no se pierde la felicidad.

Crecer te hace madurar, hace que tus gustos cambien contigo. Tal vez las cosas que te gustaban antes ya no las soportes. Tal vez te empiecen a gustar cosas que antes creías imposibles. Pero no importa. No importa si eres maduro o infantil, grande o pequeño, todo es posible. Cualquier persona puede ser feliz. No se necesita más que unos amigos y una ciudad que recorrer, para ser la persona más feliz del mundo. Reír con ellos hasta que te duela la tripa y las mejillas, mientras paseas por esa ciudad con sus mil calles, visitar todos los lugares posibles. Ir y venir. Hacer cosas increíbles, imposibles. Cosas que sin ellos no te atreverías a hacer. Nada a nuestro alrededor es igual a como era al principio. Ciudades, lugares, personas; cambian. Sí, todo cambia, pero la felicidad sigue ahí. Siempre tendrás algo dentro de ti que te hará sonreír. Esos recuerdos quedarán contigo.
Nunca tendrás una escusa para no ser feliz. Y es que la vida es dura, y cuesta, pero solo tú tienes el poder de cambiar la tuya. De ser feliz. Y es que sólo tú puedes decidir que hacer con el tiempo que se te ha dado.
Laura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Hola! Gracias por dejar un comentario, nos alegra muchísimo. Hace que el blog cobre vida, pero por favor:
Intenta escribir sin faltas de ortografía.
Comenta, critica o simplemente háblanos, pero siempre se respetuoso hacia los demás y hacia nosotras.

Un beso con sabor a esperanza ♥